LA GUERRA CIVIL EN ARGELIA. EL PAPEL DE LA UNIÓN EUROPEA ANTE EL CONFLICTO INTERNO (IV)

Retomamos este capítulo de la historia reciente de Argelia desde el punto de vista internacional, sobre todo analizando el papel de la Unión Europea y sus órganosdurante este conflicto interno. Esta es la cuarta entrega a la que seguirá la quinta y última entrada dedicada a este proceso.

4. 1995, EL CAMBIO DE LA ESTRATEGIA INTERNACIONALES

El año 1995 será clave para el cambio de dirección en las políticas entre Unión Europea y Argelia. Este cambio vendrá determinado por varios eventos que darán lugar a los inicios de un diálogo bilateral real marcado por las diferencias y por los actos terroristas del GIA.

En primer lugar se firmará el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que indicábamos al finalizar el capítulo anterior. Por otro lado el reinicio de los contactos entre el gobierno argelino y el Consejo de Cooperación CE-Argelia, en el que el consejo afirmaba que se ha congratulado de los progresos realizados por Argelia en el ámbito de las reformas económicas y de los acuerdos celebrados en este contexto por Argelia con las instituciones financieras internacionales (Uruburu, 2010:85), lo que marca el cambio de discurso previo a la firma de la Declaración de Barcelona el 28 de noviembre de 1995, que pese a no tener valor vinculante, sí sentaba las bases de un nuevo marco para el diálogo. Finalmente, la propuesta de elecciones en Argelia, que se estableció para el 16 de noviembre de ese mismo año.

4.1 Declaración de Barcelona de 1995, hacia la política común

La Declaración de Barcelona firmada los días 27 y 28 de noviembre de 1995, giró en torno a tres ejes: colaboración política y de seguridad (definición de un espacio común de paz y estabilidad, colaboración económica y financiera), creación de una zona de prosperidad compartida, colaboración en los ámbitos social, cultural y humano, y desarrollo de los recursos humanos, fomento de la comprensión entre las culturas y de los intercambios entre las sociedades civiles. Ya en la introducción a la declaración podemos observar cuáles serán los objetivos principales:

conscientes de que los nuevos problemas políticos, económicos y sociales en ambas orillas del Mediterráneo constituyen un desafío común que precisa de un enfoque coordinado y global; dispuesto a crear a tal fin, para organizar sus relaciones, un marco multilateral y duradero basado en un espíritu de colaboración que respete las características, valores y peculiaridades de cada uno de los participantes; convencidos de que para alcanzar el objetivo general de hacer de la cuenca mediterránea un ámbito de diálogo, intercambio y cooperación que garantice la paz, la estabilidad y la prosperidad, es preciso consolidar la democracia y el respeto de los derechos humanos, lograr un desarrollo económico y social sostenible y equilibrado, luchar contra la pobreza y fomentar una mayor comprensión entre las diferentes culturas, todos ellos elementos esenciales de la colaboración

Se hace referencia a la intención de una nueva dimensión, con unos problemas que necesitan un enfoque coordinado y global, para lo que se crea un marco multilateral que garantice entre otras cosas la democracia y el respeto de los derechos humanos. Unos términos que no se habían utilizado hasta el momento de una forma explicita, y en una reunión que contará con la participación de representantes de todos los gobiernos del Mediterráneo.

Si analizamos los tres puntos principales de la Declaración de Barcelona veremos algunos objetivos específicos que ratifican este cambio de la Unión Europea. En el primer apartado dedicado a la colaboración política y de seguridad en cuanto a la definición de un espacio común de paz y estabilidad, llama la atención el hincapié que se hace para destacar los puntos que hasta 1995 se había obviado mencionar desde el discurso de la comunidad internacional. Ahora sí se destaca la necesidad de actuar bajo la Carta de Naciones Unidas, respetar los Derechos Humanos, colaborar en cuestión de terrorismo y eso sí, de nuevo abstenerse de intervenir de forma directa o indirecta en asuntos internos de los socios. Esta es la principal contradicción que llega hasta nuestros días, ya que si bien se apela a crear un espacio común de colaboración, ni siquiera en última instancia y ante flagrantes violaciones de los Derechos Humanos se puede decidir una intervención.

Respecto a la colaboración económica y financiera para la creación de una zona de prosperidad compartida, sobre la que no nos vamos a extender ya que, como hemos visto, ha sido la base de las relaciones, destacaremos sobre todo el punto que se refiere a la deuda externa y a los beneficios que ofrece la Unión Europea, como el aumento sustancial de la asistencia financiera a cambio de liberalizar la economía, algo a lo que Argelia ya venía estando acostumbrada.

Finalmente, para el tercer eje de esta Declaración de Barcelona referente a la colaboración en los ámbitos social, cultural y humano, siendo lo más novedoso por un lado, la referencia a crear una cooperación descentralizada incluyendo a la sociedad civil, representantes religiosos y políticos, medios y sindicatos y por otro, el reconocimiento de la importancia de las presiones migratorias y de la necesidad de abordar medidas para reducirlas así como de protección de los derechos de los migrantes. En este apartado se sientan las bases para la cooperación en otro sector que preocupaba especialmente a la comunidad internacional, la posibilidad del aumento de los movimientos migratorios así como la cooperación en materia de terrorismo.

Si bien, es un texto esperanzador que significó la renovación del discurso de la comunidad internacional acerca del enfoque de las ayudas para la colaboración bilateral, dejando en cierta medida el discurso paternalista, así como el asentamiento de unas nuevas bases para el futuro diálogo entre países del Mediterráneo, es cierto que su aplicación fue prácticamente nula por lo menos hasta muy recientemente. Como afirma Ruiz Casuso, se trató de una declaración que iba entre la utopía y la realidad. Por un lado la diplomacia europea recuperaba el “mito mediterráneo” dejando a un lado tópicos regionales por un discurso que abogaba por el diálogo para construir una civilización común pero por otro lado, la mayor parte de las propuestas no pudieron concretizarse entre otros motivos por los diferentes conflictos que han afectado y afectan a Oriente Medio, así como el auge del terrorismo islamista y el miedo al mismo. (Ruiz, 2006) Lo que si podemos afirmar es que la Declaración de Barcelona significó el cambio de discurso de la Unión Europea y el acercamiento entre la Unión y Argelia, retomando un diálogo que sólo se había mantenido en las cuestiones económicas y que se intensificará desde entonces hasta el año 1999.

4.2 Evolución del conflicto hasta 1999

El diálogo entre entidades se mantendría vivo ya que si bien parecía que se había llegado a ciertos acuerdos, el contexto ni mucho menos ayudaba a que se llevara a cabo. Después de la Declaración de Barcelona, se produciría un nuevo desencuentro entre el Parlamento Europeo y la Comisión Europea. El motivo era el resultado del referéndum constitucional que se celebró en noviembre de 1996, por el que se votaba la prohibición de los partidos regionalistas o de carácter religioso así como la consagración del árabe como lengua oficial, pero sobre todo, reforzaba los poderes del presidente. Será el Parlamento Europeo el que declare mediante una resolución que el gobierno de Argelia no estaba buscando realmente un proceso de diálogo, lo que obtuvo respuesta inmediata por parte del Ministro de Asuntos Exteriores que afirmaba que la resolución del Parlamento Europeo incurría en injerencia en los asuntos internos argelinos. Las elecciones se llevarían a cabo en 1997 después de haber dejado fuera del proceso al FIS.

Será entonces cuando se produzcan los atentados durante el Ramadán en los que murieron más de 1.500 personas. Los gobiernos de Alemania o Francia presionaron al Reino Unido, que en aquellos momentos ejercía la presidencia de la Unión Europea, a que tomara una actitud más activa como también hiciera el Parlamento Europeo, que entre otras cosas concedió el premio Sarajov a la periodista Salima Gazali por su defensa de la libertad de prensa. El Consejo de Ministros decidirá enviar una comisión para analizar la situación en Argelia. Después de todas las trabas que se pusieron para que se celebrara la reunión, el viaje se fechó para enero de 1998. El informe que se publicara en septiembre del mismo año no condujo a grandes aclaraciones sobre lo relacionado con la violación de derechos humanos y la legalidad de las elecciones, ya que ni siquiera se aceptó que viajara un representante de Derechos Humanos de la ONU.

El hecho positivo fue que se retomó el diálogo con el gobierno argelino que además solicitó una mayor implicación por parte de la comunidad internacional. Incluso el FIS aprovechará este acercamiento para solicitar la implicación de la ONU en el conflicto, instando incluso al bloqueo de las ayudas que se concedían al gobierno. Para la Comisión Europea y el Consejo de Ministros, la misión de Naciones Unidas fue positiva ya que pocos días después, firmaban un marco para la aplicación del Acuerdo Euromediterráneo (firmado en 1995 y bloqueado desde entonces) y de algunos proyectos del Programa MEDA para la Democracia. En cambio, para ONG´s como Amnistía Internacional o la Propia Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), era necesario continuar el la lucha por el esclarecimiento de la desaparición de las víctimas, como comunicaran a Naciones Unidas en un comunicado conjunto en marzo de 1998.

Esta iniciativa es a todas luces necesaria. Aunque se desconozca las cifras exactas, se valora en 80.000 las personas que han sido asesinadas desde el inicio del conflicto en 1992, y 2.000 en tan sólo los últimos cuatro meses. Hacia finales de diciembre de 1997 y principios de enero de 1998, centenares de hombres, mujeres y niños fueron asesinados a balazos, decapitados, acuchillados a muerte y quemados vivos por grupos de agresores que huyeron de la zona luego de perpetrar estos crímenes. El 30 de diciembre de 1997, unas 300 personas fueron asesinadas en pueblos de la provincia de Relizane, al oeste del país; el 11 de enero, más de 100 personas fueron masacradas en Sidi Hamed, al sur de Argel.  (E/CN.4/1998/NGO/9326 de marzo de 1998)

Ante este panorama, se celebrarían nuevas elecciones en Argelia. Tras el anuncio de que salvo el representante del gobierno en aquel momento, se retiraban todos los representantes de los partidos políticos por considerar el proceso de elecciones ilegal por fraude y por estar totalmente viciadas para la victoria de su representante A. Bouteflika (biografía), finalmente éste sería nombrado presidente de la república con un total de 73´79% de los votos en 1999.

El nuevo presidente dio un giro en su política que pondría fin al conflicto. Por primera vez reconocería en una reunión del foro económico en Suiza, que el número de muertos durante el conflicto ascendía a un número muy superior al que había afirmado el gobierno hasta aquel momento. Afirmaría también que la disolución de las elecciones de 1991 fue un acto ilegal, y además planteaba someter a referéndum un proyecto de ley sobre concordia civil para llegar a una amnistía total o parcial.

Ante estas nuevas políticas, el diálogo entre la comunidad internacional y el gobierno argelino darían un paso más en las negociaciones, que se intensificarán a partir del año 2000, después de la firma de la ratificación de la Ley de Concordia Civil.

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