La guerra civil en Argelia. El papel de la Unión Europea ante el conflicto interno (III)

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3.3 La comunidad internacional: Parlamento y Comisión Europea y Consejo de Ministros

Tras el Golpe de Estado, la primera acción por parte de las instituciones será la pronunciada por el Parlamento Europeo que dictaba la resolución por la que se establecían los Protocolos Financieros de la Comunidad con Argelia, Jordania, Líbano e Israel, sin apenas tiempo de reacción ante los acontecimientos vividos el 11 de enero en Argelia, por ello se introdujo una petición a la Comisión para que no se aprobara para el caso argelino hasta que no se esclareciera la situación del país.

Mientras que el Parlamento Europeo abogaba por una vigilancia del conflicto argelino sobre todo por la posible violación de Derechos Humanos, el Consejo de Ministros, que seguía una tendencia economicista de apoyo a los socios miembros, no se pronunciaba, dejando esa labor a los diferentes gobiernos, sobre todo al francés que había tomado prácticamente el papel de portavoz. Finalmente, el 24 de enero de 1992 el Consejo de Ministros declaraba la necesidad de que volviese la tranquilidad a Argelia afirmando que mantendrían una postura de vigilancia para posteriormente el 17 de febrero afirmar en una declaración que se velaría por el respeto de los derechos humanos, la tolerancia y el pluralismo.

La aplicación del Cuarto Protocolo todavía estaba congelada ante esta situación. No será hasta el mes de junio cuando el Consejo Europeo de Lisboa apruebe las primeras medidas que llevarían a la reanudación del protocolo. En este consejo se aprobaron como afirma Uruburu las líneas maestras de la Política Exterior de la Comunidad, ante la próxima entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea. (Uruburu, 2010:171) Esta medida coincidía con el envío días después, de un grupo del Consejo Europeo de Ministros a Argelia para comprobar si la situación era favorable como para aceptar llevar a cabo el Cuarto Protocolo, pero no fue así ya que en junio el Presidente del Alto Consejo M. Boudiaf fue asesinado. El gobierno argelino por aquel entonces tampoco se mostraba preocupado por la aplicación o no del Cuarto Protocolo, ya que se encontraba en negociaciones con el FMI para la aprobación de un nuevo préstamo, que finalmente no le sería concedido.

La respuesta del gobierno argelino, con B. Abdessalam como nuevo Primer Ministro, romperá todas las negociaciones con el FMI que decidió optar por una economía de autosuficiencia que sólo pudo mantenerse hasta 1993, momento en el que las protestas comenzaron a ser mayores y que coincidiría con la aparición del grupo armado GIA (Groupements Islamiques Armés) que si en un primer momento dirigían sus ataques contra los integrantes del gobierno, al ver que no tenían suficiente apoyo de la sociedad, comenzaron a asesinar de forma indiscriminada a políticos, personas de la administración, periodistas e intelectuales. En septiembre de 1993, el grupo armado comenzó a asesinar a extranjeros que supuestamente ayudaban directamente al régimen.

Ante esta situación B. Abdessalam será sustituido por Rheda Malik, que terminará por negociar con el FMI en 1994. Malik también decidirá retomar el diálogo con la Comisión Europea a la que remitirá una carta solicitando el desbloqueo y la aplicación del acuerdo para la aplicación del Cuarto Protocolo que finalmente sería aprobado en octubre de 1994. Como afirma Uruburu, esto suponía el restablecimiento pleno de la cooperación económica entre la UE y Argelia. Además, la firma de este acuerdo coincidía con el periodo de asesinatos de trabajadores occidentales en Argelia, un hecho sobre el que la comunidad internacional no pudo hacer la vista gorda. R.Malik fue sustituido por A. Zeroual como Presidente del Estado, que tratando de continuar con el inestable proceso de democratización decide, alejándose de la rama militar del FLN, el intento de negociación con los dirigentes del FIS que se encontraban encarcelados. Si bien la Unión Europea recibió muy bien esta noticia como hizo constar en la Declaración de la presidencia el 26 de septiembre de 1994, en el país argelino esta opción no gustó, aumentando la violencia hasta el punto que el propio Zoural un mes más tarde declaraba que su propuesta había fracasado, anunciando la convocación de las próximas elecciones a celebrarse antes del fin de 1995.

Entre los últimos meses de 1994 y el inicio de 1995, se producirá un acercamiento diplomático intenso con el objetivo de estabilizar la situación en Argelia. Curiosamente será una organización católica la que organice en Roma un encuentro con todos los dirigentes de los diferentes partidos políticos argelinos. Salvo representantes del gobierno argelino en funciones, acudieron representantes de todos los grupos que firmaron un acuerdo de colaboración para volver a la situación de las elecciones de 1992 dentro del marco teórico del respeto a los Derechos Humanos. Obviamente, la ausencia de los representantes de gobierno argelino ya auguraba la no aceptación del acuerdo, para lo que alegaron cuestiones internas.

La Comunidad Internacional se vio entonces obligada a pronunciarse, ante la negativa del presidente argelino por un lado, y ante la organización de un acto de estas características por un ente menor. Cuatro días antes a esta resolución, el Consejo de Ministros de la PESC no quiso hacer referencia expresa a la cuestión de la futura celebración de elecciones a finales de 1995. Según Uruburu, este silencio ante tal hecho venía dado por que a finales del 1995 iba a celebrarse la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de los países mediterráneos en Barcelona durante el mes de noviembre. El objetivo de esta falta de pronunciamiento sería la de que en aquel momento la Unión Europea pareció querer situar el diálogo político con Argelia dentro de un contexto más amplio, el de la Asociación Euromediterránea. En el momento en el que se firmó el acuerdo se situó a Argelia dentro de un marco multilateral que incluía el establecimiento de un diálogo político que habría de ser desarrollado bilaterlamente a través de Acuerdos de Asociación, estos sí, con contenido jurídicamente vinculante. (Ibid,179) si bien no tenía condición de Declaración política y por tanto no tenía carácter jurídico.

3.4 El FMI. La intermediación de la economía

Como venimos afirmando a lo largo de este trabajo, las relaciones internacionales entre la Unión Europea y Argelia durante la guerra civil de los años 90, estuvieron marcadas por los intereses económicos más que por un interés real de la defensa de los Derechos Humanos o del fin del propio conflicto. En todas las negociaciones estuvieron siempre presentes las relaciones comerciales que mantenían los diferentes países miembros con el país argelino, así como los diferentes acuerdos alcanzados con el FMI, el ente internacional odiado y a la vez necesitado por la política argelina de aquellos momentos.

Desde 1992, momento en el que se produce el Golpe de Estado, hasta 1995 con los Acuerdos de Barcelona, el Fondo Monetario Internacional llevará varios acuerdos comerciales con el gobierno argelino en momentos clave del conflicto.
Durante todo el año 1992 con Boudiaf en la presidencia, los principales acuerdos económicos se llevaron a cabo directamente con gobiernos con los que ya se tenían relaciones previas. El gobierno francés en febrero de 1992 aprobaba un préstamo de 1.5 billones de dólares provenientes del banco Crédit Lyonnais. No es de extrañar ya que Francia era el primer comprador de las exportaciones de Argelia además de tener una comunidad de argelinos muy importante en su territorio. Tras el anuncio de la liberalización del sector del gas, Boudiaf será asesinado. Abdessalam, que como hemos visto quería cerrar todo el contacto con la inversión extranjera, si mantuvo algunos contactos por necesidad económica, recibiendo 1 billón de dólares en créditos a la exportación por parte del gobierno español, un préstamo por parte de España que respondía a sus necesidades del gas argelino y por el miedo a movimientos migratorios hacia España.

El Fondo Monetario Internacional llegará a un acuerdo en mayo de 1994, sobre todo por la insistencia de los países que ya mantenían relaciones con Argelia. El destino del préstamo acordado con el FMI en 1 billón de dólares eran las reformas estructurales en materia económica. Un crédito que se renegociaría en 1995 a 1.8 billones de dólares al año durante un periodo de tres años. Las exigencias del FMI en contrapartida eran claras: liberar la economía argelina mediante la reducción del déficit, la inflación y abrir el mercado interior a la inversión extranjera. En cuestión democrática no se realizó prácticamente ninguna petición por parte del FMI, salvo la transparencia en la actuación del gobierno argelino.

Se podría decir que parte de las peticiones del FMI se llevaron a cabo. Si bien por un lado parte de la liquidez de los créditos se dedicó al aumento de puestos de empleo dentro de la administración (lo que no contribuía a terminar con la burocratización del estado argelino), por otro se firmaron a finales de 1995 varios acuerdos para la inversión extranjera en el sector del gas. Por ejemplo, ya con el gobierno de Zeroual, en diciembre se firmó un acuerdo con BP por 3.5 billones de dólares destinados a la extracción de petróleo.

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