#MIGRACONCEPT2: Aproximación a los conceptos de migrante, inmigrante y emigrante ¿Qué implica utilizar cada uno de ellos?

La semana pasada comenzábamos en Golondrinas21, la nueva sección #migraconcept. Un espacio dedicado a trabajar algunos de los coneptos más habituales al estudiar, trabajar o simplemente hablar sobre fenómenos migratorios. Esta sección pretende convertirse en un diccionario virtual o wiki, abierto a los recursos que consideréis oportunos para ampliar el conocimiento teórico sobre los conceptos que trabajemos. Dado al uso que en ocasiones se hace de estos conceptos por los medios de comunicación, instituciones o agentes políticos, consideramos que puede ser un recurso útil para esclarecer algunas dudas que surgen cuando abordamos los fenómenos migratorios.

La primera entrada la dedicamos al concepto «migración» así que esta semana nos tocaba hablar de las personas o actores sociales que ponen en práctica los procesos migratorios. Ellas son las personas migrantes, emigrantes e inmigrantes. En una ocasión me preguntaron: ¿Qué implica utilizar la palabra migrante y no inmigrante o emigrante? ¿Quiere eso quitar crudeza al fenómeno de la movilidad de población?

En las teorías clásicas de las migraciones, el fenómeno migratorio se entendía, tal y como veíamos la semana pasada, como un fenómeno que se produce desde un país de origen hacia un país de destino. En este proceso las personas emigrantes (si se analizan desde el punto de vista del país de partida), o inmigrantes (si las analizamos desde el punto de vista de los procesos que desarrolla en el país de destino en relación la sociedad local) sufrían un proceso de ruptura con sus redes locales y familiares.

Si acudimos al Diccionario LID, estos tres conceptos de definen como:

  • Migrante: condición de la persona que abandona su país de origen, por decisión libremente adoptada, en busca de sus nuevas perspectivas de crecimiento, que resultan inalcanzables en el entorno social en el que se desenvolvía antes de emprender el viaje.
  • Imigrante: Presona procedente de un país que ingresa en otro con la intención de establecerse en él, ya sea de forma temporal o permanente.
  • Enmigrante: Persona que abandona su país de residencia habitual o de origen para establecerse en otro Estado.

A nivel conceptual, vemos como las  diferencias entre términos responden al punto de vista desde el que se aborda el fenómeno migratorio. Si acudimos al glosario de términos que publica la Organización Internacional para las Migraciones, podemos comprobar como los conceptos se elaboran desde una perspectiva similar, especificando algo más el concepto «migrante» como: todos los casos en los que la decisión de migrar es tomada libremente por la persona concernida por «razones de conveniencia personal» y sin intervención de factores externos que le obliguen a ello. Así, este término se aplica a las personas y a sus familiares que van a otro país o región con miras a mejorar sus condiciones sociales y materiales y sus perspectivas y las de sus familias.

Desde aproximaciones teóricas como la Teoría transnacional para las migraciones o la Teoría de la Movilidad, se ha utilizado el término migrante (Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Szanton Blanc, 1995; Guarnizo, 2003) y otros derivados como transmigrante ( (Fouron and Glick Schiller, 2001; Tarrius, 2011) o comunidad transnacional (Willis y Yeoh, 2005), para referirse a las personas que realizan procesos migratorios en las sociedades globales actuales caracterizadas, entre otros elementos, por la interconectividad. El aumento de los medios de transporte, el abaratamiento de los costes de viaje y el aumento de los medios y formas de comunicación gracias a Internet, han dado lugar a que los procesos migratorios se realicen de diferentes formas, en los que cada vez menos se pierde el contacto con el país de origen. Son procesos en los que las personas desarrollan sus proyectos de vida en dos o más países al mismo tiempo, de forma simultánea (Levitt & Glick Schiller, 2004). En este sentido se debate el sentido del espacio que va más allá del límite de dos países, pudiendo desarrollarse los procesos migratorios en diferentes espacios al mismo tiempo, sin llevarse a cabo de una forma lineal. Un ejemplo de ello son las personas españolas que viven entre España y Argelia. Por un lado mantienen sus negocios en España, pero debido a la crisis, crean nuevos negocios en Argelia, manteniendo dos residencias en ambos países entre los que distribuyen su tiempo, sin llegar a marcharse del todo de España, sino todo lo contrario (Cabezón Fernández y Sempere Souvannavong, 2015).

En definitiva, ningún término es más correcto que otro, simplemente depende del punto de vista sobre el que abordemos el fenómeno migratorio. Si bien inmigrante y emigrante hacen referencia al movimiento de la persona en tanto en cuanto sale o entra en un país, el término migrante viene a fijarse en el sujeto que realiza la acción englobando todo el proceso o los múltiples procesos que puede llevar a cabo, sobre todo cuando desarrolla acciones simultáneas en diferentes países. Atendiendo a las organizaciones consultadas, éstas además apuntan a la «libertad» de elección de iniciar un proceso migratorio. Sobre éste aspecto en particular cabría un amplio debate, ya que, si bien es cierto que no responde a las migraciones forzadas, que trabajaremos en otra entrada, cabría determinar si la situación de un país (política o económica, no empujan de forma indirecta a los individuos a tomar la decisión de marcharse)

 

Mª Jesús Cabezón Fernández

#migraconcept2

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